A través de culturas del pasado se crearon unos mitos alrededor de lo que ocurría si el novio veía el traje de la novia antes de la boda. Algunas decían que el matrimonio iba a tener mala suerte, mientras que otras aseguraban que, debido a tal acto, los espíritus malignos estarían rondando la unión. No sabía el origen de estos mitos hasta que me puse a buscar el por qué Melody y sus amigas tenían tantos secretos en relación a cómo irá vestida a nuestra boda. Sí, el año que viene nos casamos y recientemente fueron a ver vestidos de novias sin mí. Desde un inicio respeté la decisión de quedarme y continuar con el misterio de su traje hasta nuestro casamiento, por lo que decidí sentarme y escribir sobre lo que me dijeron que pasaría si la veía antes del evento.
La llamada de Doña Cielo
La vecina de una de mis abuelas en Ponce se enteró de la situación, no sé cómo consiguió mi número y me llamó: “Muchacho, ni te atrevas”. No me dio tiempo a preguntar quién era, por poco le enganchaba en la cara. “Es Cielo, ¿no te acuerdas de mí?”; claro que me acordaba, ¿cómo olvidar a la señora que siempre dice que te vio los huevos de bebé cada vez que me ve por ahí? “Fue que escuché a tu abuela hablando tu mamá…”, aunque tiene casi 90 años, tiene una audición de quinceañera.
“Cuando me casé hace un siglo atrás, uno de mis hermanos, Pito, ¿te acuerdas?, él se iba casar al año y por ajora’o, ¿sabes que le pasó?”, no me acordaba de Pito y tampoco sabía qué le pasó, pero ella se quedó muda esperando a que le dijera algo. Abrí la boca y me interrumpió al segundo, “Por una ventana de casa de los suegros, vio el traje de la novia mientras ella se lo estaba midiendo y, cuando se despertó al otro día, estaba ciego, bendito mi Pito. ¿Tú te quieres quedar ciego?”.
Las nueve mujeres
Fui a un mall a esperar a que Melody saliera de la universidad para buscarla, cuando me cansé de hacer “window shopping”, me senté y la conversación del lado fue más interesante que todo lo que había visto en las tiendas. Un nene que debía de tener como 10 años, le estaba contando a otros cómo su mamá desapareció cuando apenas era un bebé. “Mi tía me dijo que mamita no fue la única”, el nene contó que un grupo de 9 mujeres desaparecieron de su pueblo justo antes de las fechas de sus bodas. “Ella culpa a mi papá, siempre que lo ve le dice que es un maldito egoísta”, curioso al fin, busqué esa noticia. Lo único que las ataba a todas, además de que se iban a casar, era el lugar en el cual compraron sus trajes de novias.
Cuando la novena desapareció, a la semana apareció en fuego el local donde compraron sus trajes de novias. Uno de los futuros esposos no pudo más con su consciencia y reveló que el dueño les había enviado fotos de los trajes que usarían ellas en sus bodas. “Las cosas estaban malas y necesitaba dinero”, fue la única excusa que dio el dueño frente a su local quemado. Las mujeres se encuentran viviendo juntas lejos de todos los que las conocen, aún sin superar la traición que destruyó su ilusión. Nadie sabe qué hacen y por qué tampoco tienen contacto con sus hijos. No creo que el nene sepa aún ese detalle, no sé que le habrá dicho su tía o su papá. Cuando me vio que lo estaba escuchando, me preguntó: “¿A ti también se te desapareció alguien?”. “Espero que no”, le respondí, guardé el celular y me fui.
Los mensajes random de Instagram
Estando en el inodoro, muchas veces uno está más en el celular que presente en el baño y justo me llegó un DM por Instagram de una cuenta anónima que no sigo. “No lo hagas, hazme caso, no lo hagas”, como no sabía a qué se refería, decidí ignorar el mensaje. Al segundo, me llegó otro mensaje: “No veas el traje antes de la boda, hazme caso”. La urgencia de esta persona me tenía a punto de darle block. “Yo lo hice y, desde la boda, no para de llover cada vez que salimos”, definitivamente, esta persona estaba aburrida. Estaba cogiendo a relajo los mensajes hasta que me escribió: “Desde hace 25 años, no salimos de casa”.
En ese momento, decidí contestarle. Quería saber quién era, qué había pasado, cuanta verdad me estaba contando. No volvió a responder, me dejó con la intriga. Escribí varias veces, pero nada, me rendí y lo catalogué como una anécdota random para contar. En la mañana, tenía un mensaje nuevo: “No importa quién soy, sólo enfócate en mantenerte alejado de ese traje hasta la boda. Ellos te están observando y no olvidan a los culpables. No pagas solo tú, pagan los dos.”, después de ese mensaje, lo bloqueé. Ahora tengo mensajes pendientes de otras tres cuentas también diciendo: “No lo hagas, hazme caso”.
De sólo imaginar la posibilidad de quedarme ciego y no poder verla más, de que Melody decida desaparecerse o vivir toda una vida sin poder salir a explorar el mundo por la lluvia sin cesar, no me pasa por la mente el más mínimo interés en ver el traje de novia hasta el día que es. Con esa misma imaginación, visualizo algunas variantes sobre lo hermosa que estará ese día y, aunque imagine miles, sé que igual me tomará por sorpresa, así es ella. A partir de ahora, dejaré de coger llamadas de números extraños, escuchar conversaciones ajenas para escribir cuentos y abrir mensajes de cuentas sin fotos de perfil; añaden historias de horror y lo único que quiero es casarme en paz.
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La gente cree pendejadas. Pero hay que respetarle el derecho a creer pendejadas. El traje de mi ahora esposa de 18 años estuvo colgado en su "garment bag" por semanas antes de casarnos y ni se me ocurrió abrirlo lara verlo. Cómo te dije, llevamos 18 años. Pero el de mi ex-esposa tampoco lo ví y esa me dejó y ahora está feliz con su novia. Así que cree lo que quieras, pero yo no creo en pendejadas. 😂😂