El título creo que salió desde la ducha
No saben cuánto tiempo estuve buscándole un nombre a esto, piensa que te piensa que te piensa… Hasta que en estos días, ni recuerdo qué estaba haciendo, (probablemente estaba en la ducha) cuando me vino a la mente esta frase que repito cuando no sé o no tengo nada qué decir o tengo mucho qué decir, pero sé que la persona no aguantaría una avalancha de honestidad extrema. Sin embargo, en esta ocasión, sí sé qué voy a decir (aunque no sé el cuánto) y sí sé que aguantarías unas cuantas verdades (creo fielmente en que sí).
Parecerá estructurado y, realmente, no lo es. A diferencia de los otros newsletter que son más tipo blog, acá vengo a hablarte de muchas cosas a la vez. Pero poco a poco, prometo no abrumarte. Iré dividiéndolo por partes y no creo que sean en el mismo orden todas las veces que salga uno, ya veremos. Por último, creo que está bastante bien explicado, por lo que espero que disfrutes de este y los próximos.
Me enamoré de Rosa Montero mientras estoy por el sistema solar
La semana pasada terminé de leer El peligro de estar cuerda de Rosa Montero, pero mi amor por ella no comenzó ahí, sino que ahí confirmé que estaba enamorado de ella. Hace unos meses, la escritora Edmaris Carazo me recomendó un podcast titulado Paredro donde Camilo Hoyos entrevista a diferentes autores y el primer episodio que escuché fue Todos estamos locos donde Rosa Montero y Amalia Andrade hablan sobre sus experiencias personales en relación a la “locura” y los libros que han escrito sobre ello. Fue ahí donde descubrí a Rosa, El peligro de estar cuerda, mi encanto por su narrativa y que los escritores, como yo, tenemos unas manías únicas, aunque a veces son cosa seria.
Ahora mismo estoy leyendo una trilogía de ciencia ficción que me tiene juquea’o (como decimos en Puerto Rico). Realmente, son 6 libros, aún no sé porqué las dividen y todavía no quiero saber. Todo comienza por Red Rising (la saga entera se titula así) donde estamos en el futuro, esparcidos por diferentes planetas (aunque todo comienza en Marte) y la sociedad se divide por colores. Básicamente, los rojos son mineros/esclavos y los dorados son los que gobiernan. Existen más colores y cada uno cumple un rol en la sociedad. Para hacerles un resumen y no extenderme mucho, Darrow es un rojo que, luego de ciertos sucesos, lo convierten en dorado para que se infiltre en ese grupo y destruya el “orden” establecido por ellos.
No creo que falte en cada newsletter de estos que te hable de libros que me estoy disfrutando o me disfruté.
Escribiré sobre los hombres y me estoy rascando la cabeza
Los otros días hice una encuesta en mi Instagram sobre cuál sería el próximo newsletter/blog y ganó La vunerabilidad del hombre. Es un tema que tengo muy presente por los hombres que hay en mi familia, cómo son mis amistades masculinas, la manera en que soy y lo detallado que observo el comportamiento de muchos otros que no conozco. Confieso que aún no me he sentado a escribir más allá del título, pero varias líneas se han ido formado en mi cabeza. Muchas veces, suelo escribir antes de sentarme a escribir y este tema me tiene pensando mucho. No quiero decir más, no se me vaya a escapar una línea por aquí que después tenga que repetir allá. Los hombres suelen ser redundantes y luego les diré el porqué, tengo una teoría.
La vida de Hikaru es muy fácil
¿Vieron esa foto de Hikaru? De lo más campante en nuestra cama al lado de las llaves como si viniera o estuviera a punto de irse para algún lado. Nuestro apartamento es más de ella que nuestro, se conoce cada rincón y hasta hemos descubierto partes gracias a su curiosidad. Duerme gran parte del tiempo, no puedo decir que siempre está comiendo, pero sí confirmo que siempre tiene hambre (para luego usar el arenero justo al segundo de haberlo limpiado) y, de repente, también tiene una energía donde empieza a correr por todos lados por un lapso de 1 a 3 minutos. Además de sus acciones individuales, Hikaru siempre busca estar en donde estamos nosotros, no importa si estamos en la ducha o hasta en el inodoro, su compañía siempre dice presente.
A diferencia de otros gatos, Hikaru siempre busca socializar con todas las visitas que tenemos y después de 3 sobos coge confianza. Por el día, le habla a los pájaros por la ventana usando un tono de voz distinto al que usa para hablar con nosotros. Sí, Hikaru nos habla, nos responde y hasta nos llama cuando es tarde y todavía no nos hemos ido a la cama. Apenas tiene 3 años y sabe trucos que no sé cómo los terminó aprendiendo. Si le tiras una bola de papel (es loca con los recibos de compra) va y la busca, si te tocas las canillas se te acuesta en los pies y si abres la palma de tu mano y aplaudes, va a donde ti y se acuesta en ella. Vuelvo y digo, no me preguntes cómo lo aprendió, sólo sé que los sabe. Cuando menciono que la vida de Hikaru es muy fácil, realmente, me refiero a que nos hace la vida muy fácil a nosotros. Luego les cuento más sobre Hikaru.
Descubrí que hay muchos ansiosos a mi alrededor
En el pasado newsletter, escribí Carta para la ansiedad donde expuse entre experiencias personales y ajenas una ficción de lo que sería expresarle nuestro sentir a esa “emoción”. Me sorprendí a través de los diferentes mensajes que recibí de personas cercanas y no tan cercanas que me leen. En su gran mayoría, me dejaron saber que justo como lo escribí, es la forma en que se sienten o la manera en que se lo dejaría saber si pudieran. Es curioso cómo un comportamiento entre diferentes individuos pueden tener tantas similitudes. De igual forma, cómo desde hace unos pocos años hacia acá estamos más conscientes sobre la salud mental. Me gusta cuando nos expresamos y compartimos nuestras experiencias aunque la hayamos pasado mal porque siempre, siempre, siempre habrá alguien que tendrá empatía por uno, ya sea porque pasó por eso o, simplemente, porque está consciente de que merecemos ser escuchados sin percibir una mirada que nos juzga.
Ya hablé mucho, ahora cuéntame tú.
Mi libro El bachillerato: Donde todo y nada pasa está disponible en Amazon.
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Muchas gracias por leerme, te lo agradezco.