Hasta luego, Puerto Rico: Una visita inesperada
Este viaje me ha dado la energía necesaria para continuar metiéndole a la escritura desde distintas áreas
Hace unas horas llegué a mi hogar después de una semana llena de sorpresas, aventuras, pero sobre todo, mucho cariño. Le comentaba a mi novia que ahora entendía lo que ella siente cuando vuelve a visitar la isla, todos te hacen sentir como si nunca te hubieras ido. Así que, en este escrito, contaré poco a poco esta pasada travesía.
Un mes antes de viajar, decidimos comprar los pasajes y solo le dejé saber a mis amistades más cercanas en la isla. No le dije a nadie de mi familia por dos motivos. El principal era que le quería llegar sorpresa y la segunda era por si resultaba que de mala suerte no hubiese podido viajar, por lo que evitaba romper una ilusión.
En nuestra cultura, pesa mucho el sentido de la unión familiar. En la cual a veces puede ser aquello que te ate y no te deje progresar en tu vida, pero en mi caso son esa energía que motiva a continuar. La reacción de todos los que me vieron, pero en especial la de mami y mis dos hermanas menores, fue una emoción genuina que cargaba mucho amor. Cada lágrima junto al “¿qué tú haces aquí?” mientras me abrazaban dejaban sentir lo bien recibido que soy en casa.
Mientras que volver a la isla en sí, en esta ocasión como visitante, se sintió distinto. Una perspectiva en donde no vas al ritmo del día a día común y corriente, sino ajeno a la realidad del país. Yendo a diferentes playas, visitando aquí y allá, sin mirar el reloj, sin pensar en el día, comiendo y comiendo y comiendo. Algo que estando no hubiese podido hacer porque “mañana se trabaja”, por ejemplo. Motivo por el cual reitero que Puerto Rico es hermoso, al igual que su gente; solo hemos estado malditos por quienes nos han “liderado” desde hace décadas.
Para ser honesto, no tenía planificado visitar la isla en buen tiempo, pero me alegro que lo hice. Aunque me siento cansado porque nunca paramos de hacer cosas o socializar con amistades y familia, mi mente se siente fresca para continuar con esta nueva etapa. Fueron nueve meses de adaptación al nuevo destino, pero pronto llega otro y esta parada era necesaria para recargar y seguir.
Los cambios no dejarán de estar presente en este hogar que estamos creando y volver a tocar nuestra tierra, escuchar a los nuestros de cerca, sentir sus abrazos, reír con los chistes que solo conocemos porque somos de allí y ser testigo de cómo nos reciben con los brazos abiertos, es una excusa perfecta para llegar de sorpresa y decir: “Llegué”.
Si estás leyendo esto estando lejos de tu familia, amistades, en fin, seres queridos, ten presente que no importa lo lejos que estés, siempre serás amado. La distancia no es una excusa aceptable para romper vínculos y menos en esta era. Puede pasar tiempo largo sin verse o sin hablar, pero cuando uno es una persona de bien y vive agradecido, cuando se vuelve a conectar, pareciera como si nunca hubieses perdido comunicación o, mejor aún, como si nunca te hubieses ido.
Le quiero dar las gracias nuestras familias y amistades que nos hicieron sentir bienvenidos. De igual forma, aquellas personas que no pudimos ver, pero estaban felices de que estábamos en la isla pasándola bien. Nos vemos pronto, Puerto Rico. Todos queremos volver, esa es nuestra realidad desde la distancia.
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