El proceso de mudanza: Drena, pero es parte del progreso
Mudarse no es tan malo, siempre y cuando tengas a alguien contigo
Durante estas semanas me enteré que en Venezuela existe la maldición maracucha la cual le dicen a otra persona: “Ojalá y te mudeis”. Ese mal lo desean porque mudarse es una labor muy pesada y causa cansancio. En menos de un año me he mudado dos veces y confirmo esto, pero no lo siento como una maldición, sino como un nuevo porvenir.
Ahora sí, hablemos un poco del proceso de mudarse. Empecemos por el dolor de cabeza que es buscar apartamento. La realidad es que la renta está cara y uno es pobre, así que uno está en la búsqueda de ese happy medium donde el lugar tenga todo lo que necesitas y el precio no sea fuera de tu budget. Buscas en Google, ves fotos, tour virtuales, visitas el lugar, te gustó, no te gustó, repites el ciclo unas cuantas veces hasta que llega ese lugar esperando que sea el ideal.
Aunque, realmente, el proceso no comienza ahí, sino cuando sabes que te vas a mudar y eliges la fecha en que te vas a mudar. En nuestro caso, hubo seis meses de diferencia en una cosa y la otra, por lo que esa parte también afecta para bien y para mal. Por una parte pensando en que vas rumbo a una aventura nueva y el otro en donde piensas en que estás dejando el hogar y seres queridos atrás para establecer nuevas raíces.
Quizás se preguntan: “¿Por qué vuelves a mudarte?”. Respondo con mucho orgullo que mi novia (Melody) hará su doctorado en Yale y nos tenemos que mudar de estado. Tan pronto llegó la noticia fue un “claro que sí, nos fuimos”, de inmediato, sin pensarlo dos veces. Connecticut será una aventura mutua, donde en conjunto exploramos qué lugares de comer serán nuestros preferidos y, a la vez, curiosos por qué amistades formaremos en este lugar que mínimo estaremos cuatro años.
Ahora, la parte más tediosa de todo el proceso, empacar. Uno no sabe las muchas cosas que se tienen en el hogar hasta que hay que mudarse. Salen a relucir cosas que uno ni sabe que tenía. Viras el apartamento de arriba para abajo pensando en que la fecha te está respirando en la nuca y hay que irse, intentando guardar todo y, a la vez, botando lo innecesario. Sin embargo, cuando se monta todo, el alivio que da es inmenso, lo disfrutas por el camino hasta que hay que desempacar.
Esa parte aún no hemos llegado, posiblemente, cuando reciban este newsletter estaremos dejando set los últimos detalles para irnos e ir rumbo al nuevo hogar que estamos ansiosos por establecer. Es un proceso que no le deseo a alguien, al menos que sea para bien, como en nuestro caso. Aunque como quiera nos duela todo, vamos con mucha ilusión en experimentar nuevos pasos como familia junto a nuestra gata (Hikaru).
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